Ahora imaginemos por un momento el aspecto de nuestros antepasados. Se cree que los humanos del periodo Jomon (desde el siglo cxxxi a. J.C. hasta el siglo iv a. J.C.), por ejemplo, tenían mejor vista, y el olfato y el oído más agudos que el hombre contemporáneo. Incluso hoy en día no es extraño ver personas que viven en la sabana con una capacidad visual muy superior al resto de las personas. Eso es porque para ellos lo más importante es poder protegerse de los peligros, como puede ser un león, por lo que tener buena vista es imprescindible para la supervivencia en el entorno en el que habitan.
Pero, por muy buena vista que tenga una persona, si debido a su trabajo se pasa todo el día delante de un ordenador, acabará padeciendo miopía. Posiblemente creas que la miopía es una pérdida de visión, pero en realidad es una adaptación al entorno. Si nos exponemos a un entorno en el que debemos estar atentos a lo que tenemos cerca, acabamos contrayendo miopía para facilitar la vista de cerca. Sin embargo, si vives desde pequeño en la sabana, aunque seas de origen japonés, acabarás teniendo hipermetropía. Como podemos deducir de estas afirmaciones, nuestro cuerpo está diseñado para adaptarse al entorno. Por lo que no se puede valorar la capacidad visual diciendo que tienes buena o mala vista, pues esta es el resultado de haberse adaptado al entorno de cada persona.
Lo mismo sucede con la diabetes, que es la enfermedad del pueblo: podemos decir que es la adaptación del ser humano para sobrevivir en una nueva época marcada por la saciedad alimentaria. Ahora, veamos el motivo por el que la diabetes es una muestra de la evolución del ser humano. Originariamente, para sobrevivir en el medio natural, los animales debían conseguir las presas por sí mismos. Para ello fueron desarrollando sentidos como la vista, el olfato o el oído, todos ellos sentidos necesarios para localizar presas. Luego estas son funciones propias de un depredador.
Por otra parte, en la sociedad actual, no solo los seres humanos, sino también las mascotas y los animales en cautividad, ya no tienen que cazar para comer porque los hombres les proporcionan alimento. Por ello, a los animales que no tienen que perseguir presas y a los que se les facilita el alimento, se les atrofian todos sus sentidos. Recordemos estos ejemplos: las gallinas no pueden volar, y los cerdos no corren tan rápido como los jabalíes. ¿Cuál es el motivo? Que no les hace falta, y el cuerpo poco a poco va perdiendo esas funciones.
De igual manera queda claro que los hombres del periodo Jomon tenían los sentidos de la vista, el olfato y el oído mucho más desarrollados que el hombre actual. Nuestros antepasados debían tener un olfato y un oído tan agudo que no tendrían nada que envidiar a los perros. Pero ahora, comparado con aquellos homínidos, tenemos esos sentidos muy atrofiados.
La diabetes es una enfermedad que va deteriorando funciones propias del depredador. Lo explicaré en detalle más adelante, pero el ojo, que es nuestra herramienta para encontrar a las presas, se va atrofiando y finalmente pierde la visión por completo. A esto se le denomina «retinopatía diabética». Dejamos de tener la necesidad de perseguir a las presas, se deterioran nuestros pies y empiezan a gangrenarse desde la punta. A esto se le denomina «gangrena diabética».
Que los órganos que dejan de tener utilidad se vayan deteriorando es un proceso natural. En la época en la que el ser humano vivía en los bosques prehistóricos, el hombre tenía cola y vivía colgándose de los árboles gracias a ella y corriendo de un lado para otro del bosque. Durante un proceso muy largo, desde que dejó de tener utilidad, la cola se fue atrofiando y actualmente no queda más que un rastro en el coxis. Del mismo modo, las personas necesitaban el vello para sobrevivir a la era de la glaciación y, sin embargo, aprendieron a taparse con pieles de animales, y a vestirse con prendas, y desde entonces fueron perdiendo el vello.
Para el ser humano que ya no necesita cazar, las extremidades y los sentidos dejan de tener utilidad y se van deteriorando. De alguna manera podemos decir que es una «adaptación» a un cambio brusco del entorno debido a la saciedad alimentaria.
El verdadero motivo por el que adelgazan los que tienen diabetes
Hay una cosa aún más espeluznante. Para poder comer sin cesar, en la sociedad actual, deberíamos procesar y convertir en grasa todos los alimentos que ingerimos, pero el cuerpo no da abasto. ¿No sería más práctico tener un cuerpo que no engordara por mucho que comiera?
Para ello, solo tendríamos que expulsar por la orina todos los azúcares que se encuentran en la sangre. Y esta es una de las causas por las que acaba dejando de trabajar el riñón. A esto se le llama «insuficiencia renal diabética». Hoy en día, la mayoría de los pacientes que reciben diálisis pertenecen a ese grupo de personas que se han adaptado a la diabetes. Dicho de otro modo, la diabetes es una adaptación del organismo a un nuevo entorno marcado por la sobreabundancia, que busca
Si seguimos con esta forma de vida durante miles de años, nuestros genes cambiarán y nuestro cuerpo evolucionará. Existe la posibilidad de que el aspecto del hombre del futuro sea un ser que nazca sin ojos ni piernas y que solo mueva la boca, como si se tratase de una película futurista. O, quizá, los «hombres saciados» se extinguirán de la faz de la tierra y esta será para los «hombres hambrientos». Y eso es porque, como he explicado anteriormente, las regiones que padecen hambre tienen un índice de natalidad muy alto, y las regiones con alta saciedad nutricional tienen este índice muy bajo. Por otra parte, está comprobado que si se padece diabetes, aumenta la probabilidad de que los hombres sufran disfunción eréctil, y las mujeres esterilidad. Ahora bien, nosotros, que vivimos en el siglo XXI, no deberíamos apartar la vista de algo que está ocurriendo delante de nuestras narices.
La humanidad ha estado a punto de extinguirse en muchas ocasiones por haber estado expuesta a peligros como el hambre, el frío, las epidemias y las catástrofes naturales. Y los humanos que han sobrevivido han cambiado, han ido adquiriendo nuevas fuerzas fruto de la adaptación.
Es muy común pensar que la evolución consiste en que los órganos del cuerpo cambian, de alguna manera, para mejorar. Pero el proceso real es, en trastornos como la diabetes o la miopía, que el cuerpo se amolda a su entorno, y a esto se le llama adaptación. Si este cambio se da en el plano genético, se llama evolución. La mayoría de las personas contemplan esto como una enfermedad y la aborrecen, y maldicen el destino que las ha llevado a enfermar. Pero si nos fijamos en el detonante, todo tiene su origen en las costumbres y en el tipo de vida que hemos llevado año tras año.
Me gustaría que tuvieras en mente este hecho y que aprovecharas esta ocasión para mirar atrás y analizar lo que ha sido tu vida.