La anandamida también es conocida como araquidonoiletanolamida o AEA, y es un análogo endógeno del tetrahidrocannabinol, o THC. La anandamida afecta tanto a los receptores CB1 como CB2: los receptores CB1 se ven más afectados en el sistema nervioso central y los receptores CB2 en la periferia.
Propiedades químicas de la anandamida
La anandamida forma parte de un tipo de lípidos bioactivos conocidos como amidas de ácidos grasos (AAG). Sin embargo, también se dice que la anandamida forma pase de la clase de los eicosanoides, un grupo de lípidos derivados del ácido araquidónico y de otros ácidos grasos esenciales (AGE). La anandamida es una molécula de gran tamaño compuesta por átomos de oxígeno, hidrógeno, nitrógeno y carbono, que tiene la fórmula molecular C22H37NO2 y una masa molecular de 347,53 g/mol.
Además de un grupo hidroxilo (un átomo de oxígeno unido mediante un enlace covalente a un átomo de hidrógeno), la molécula anandamida consta de un único apareamiento de nitrógeno-hidrógeno y una cola hidrocarbonada. La cola hidrocarbonada de una molécula es hidrofóbica pero lipofílica, lo cual significa que es soluble en lípidos pero no se disuelve en agua. La propiedad hidrofóbica es común para todos los lípidos y todos los cannabinoides conocidos, que son lipídicos por naturaleza.
Cómo produce anandamida el organismo
La anandamida se produce en las membranas celulares y los tejidos del organismo. Para poder sintetizar la molécula, es necesaria la molécula precursora N-araquidonil fosfatidiletanolamina (NAPE). La NAPE se forma mediante la unión del ácido araquidónico (un AGE omega 6) y una amina libre a través de la acción de la enzima N-aciltransferasa. Las variaciones en el consumo alimentario de ácido araquidónico pueden alterar los niveles de anandamida presentes en el cerebro.

La anandamida es degradada por la enzima amidohidrolasa de ácidos grasos (FAAH), que convierte la molécula en ácido araquidónico y etanolamina, otra amina. Debido a su vida media relativamente corta y a su alta solubilidad en lípidos, la anandamida se considera una molécula “frágil” y sus efectos son pasajeros (a diferencia del THC, que puede permanecer en los tejidos grasos varias semanas).
Los efectos de la anandamida
La anandamida tiene un papel importante en la regulación del apetito, el placer y la recompensa, y unos niveles elevados de ésta pueden aumentar el placer experimentado al consumir alimentos. El chocolate contiene anandamida, y se cree que ésta es en parte responsable del intenso placer experimentado al comerlo. La anandamida también puede influir en parte en el tratamiento del dolor y los patrones de sueño.
La anandamida también tiene un papel importante y todavía poco conocido en el equilibrio hormonal y en el sistema reproductor. Durante la ovulación, los niveles plasmáticos de anandamida están en su punto álgido, igual que los niveles de las hormonas sexuales gonadotropina y estradiol (un tipo de estrógeno). Sin embargo, no está claro exactamente qué relación tienen estas sustancias entre sí. La anandamida también es fundamental para garantizar una implantación saludable del embrión joven en el epitelio (la pared) del útero en las primeras etapas de la gestación.

(A) en concentraciones reducidas, la anandamida puede activar los receptores CB1 de la superficie de las células embrionarias, facilitando su implantación; (B) en concentraciones mayores, la anandamida puede impedir dicha implantación al reducir la entrada de calcio
La sensación de “paz y felicidad” que muchas personas aseguran encontrar con la marihuana también está presente en aquellos seres humanos que no consumen la polémica hierba. Según estudios científicos, el cuerpo produce anandamida, una sustancia que tiene propiedades similares al principio activo de la marihuana.
La anandamida, que en sánscrito significa “portador de paz y felicidad interna”, contiene el THC o delta 9 tetrahidrocannabinol, que es un principio activo del cannabis, según explicó Edda Adler, investigadora superior del Conicet y titular del Instituto de Investigaciones Farmacológicas (ININFA) de la facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
“Estos endocanabinoides son como la marihuana, pero fabricada en nuestro cuerpo, y ayudan a la regulación cardiovascular, además de aplacar el sistema nervioso cuando hay un aumento de la actividad nerviosa”, dijo la científica, que se dedica al estudio de la anandamida por su utilidad para tratar afecciones cardíacas.
Adler, quien aclaró que está en contra de la legalización de la marihuana por considerarla la puerta de entrada al consumo de otras drogas, explicó el funcionamiento de esta sustancia natural que ingresa en la categoría de marihuana endógena.
“Hace pocos años se descubrió que el organismo tiene sitios receptores específicos, los receptores canabinoides, a los que se une la marihuana cuando se fuma, y también se empezó a conocer que el organismo era capaz de fabricar una sustancia llamada anandamida, que se une a esos mismos recibidores”, precisó.
De estructura grasa, la anandamida es fabricada por el cuerpo a partir de lípidos de la membrana celular respondiendo a la demanda de, por ejemplo, la actividad nerviosa, por sus efectos calmantes y tranquilizantes similares a los del cannabis. Una de las propiedades más importantes de los endocanabinoides es regular la presión arterial cuando hay un aumento, ya que la anandamida tiene un mayor efecto relajante y compensa las fallas de los otros mecanismos de regulación.
“Eso es uno de los efectos buenos. Pero también hay malos: cuando hay una patología como el shock séptico, que pone al paciente al borde de la muerte, los efectos de los endocanabinoides también están sobreexpresados”, aclaró la especialista.
Respecto a si es posible manipular ese sistema, la científica aseguró que hay una droga en el mercado que es un bloqueante de receptores canabinoides y que se utiliza para tratar de reducir el apetito. “Para mí, bloquear un sistema que está relacionado con las vías de placer del cuerpo es medio peligroso, de hecho, uno de los efectos colaterales es la depresión. De alguna manera, la acción de los canabinoides está ligada con la activación del sistema de recompensa endógeno que se hace por vías placenteras, como por ejemplo el sexo, entonces, bloquear ese camino, aunque saque las ganas de comer, puede provocar efectos conductuales”, señaló.
Vínculo entre marihuanas
La científica sostuvo que hay una ligazón estrecha entre la marihuana externa y la interna, pero reconoció la dificultad que existe para probar esa ecuación por “la gran cantidad de restricciones que existen” en la importación de THC. “A nosotros nos serviría mucho para experimentar y determinar tanto los efectos positivos como negativos, porque el empleo terapéutico de la marihuana es tan válido para ser estudiado y utilizado como el que se hace de la morfina”, aclaró.
En un trabajo publicado en la revista Química viva, de la facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, la investigadora principal del Conicet y directora del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos (CEFYBO), Ana Franchi, sostiene que la marihuana natural es consumida en medicina de múltiples maneras: “inhalada o fumada (contra el asma, para mejorar la visión nocturna, la opresión, la sofocación, el insomnio, la ronquera, la extinción de la voz), en infusiones de té (para combatir las náuseas y otras molestias causada por los efectos secundarios de la quimioterapia), aplicada localmente (para combatir el dolor).
Según la especialista, terapéuticamente, el cannabis ha sido aconsejado para tratamientos de insomnio y como sedante para el dolor (en artritis, reuma, lesiones de médula, paraplejia y tetraplejia). También se prescribió para terapias de trastornos nerviosos, temblores en parálisis compulsivas, espasmos de vejiga e impotencia sexual que no provenga de enfermedad orgánica.
Los adelantos en los estudios de los efectos del THC y los endocanabinoides permitieron avanzar en el diseño de nuevos tratamientos para el dolor, las náuseas, la obesidad y el daño cerebral.
En el mismo informe, Franchi afirma que, actualmente, se pueden conseguir comercialmente varios THC sintéticos, como el nabilone o el dronabinol que sirven para combatir las náuseas producidas por la quimioterapia y que estimulan el apetito en pacientes con sida.
En cuanto a la producción de endocanabinoides, hace poco tiempo se descubrió que aumenta con la realización de ejercicios, mientras que en el caso específico de la anandamida no sólo se fabrica en el cerebro sino que está presente en un producto de consumo masivo tan común como el chocolate.
Adler sostuvo que un dato curioso que se desprendió de la investigación fue la cuestión ligada al sexo en sentido macho-hembra, donde de acuerdo a la experimentación que se realizó con ratas de laboratorio, se verificó que la relajación alcanzada por las hembras era mucho mayor que la de los machos.
“Pero en las hembras castradas -agregó- el efecto de la anandamida se equiparó con el de los machos, y cuando se les suministró estrógenos recuperaron esa capacidad relajante, entonces verificamos que las mujeres somos mucho más sensibles al efecto de la marihuana y más adictas al chocolate”.
En Brasil investigan usos medicinales del cannabidiol
El cannabidiol, un componente de la marihuana que se usa medicinalmente en varios países para aliviar el dolor de enfermos terminales, también puede servir para tratar a personas con síntomas de ansiedad, afirmaron científicos brasileños de la Universidad de Sao Paulo.
Los beneficiados podrían ser personas con trastornos de pánico, trastornos obsesivo-compulsivos, fobia social y otras formas de ansiedad patológica.
La sustancia extraída de la marihuana, sintetizada en laboratorio, fue experimentada con éxito por los investigadores brasileños y sin que su uso provocara dependencia.
“La sustancia tiene menos efectos sedativos que los calmantes que normalmente son suministrados a este tipo de enfermos”, aseguró el jefe del departamento de Neuropsiquiatría y Psicología Médica de la Universidad de Sao Paulo, José Alexandre de Souza Crippa.
“También actúa más rápido que los antidepresivos que son recetados para este tipo de pacientes y no tiene efectos colaterales”, agregó.
En la primera fase del experimento, el componente extraído de la marihuana fue suministrado a voluntarios sanos, para verificar la seguridad de su uso y si provocaba dependencia. “Pudimos comprobar que actúa en determinadas áreas del cerebro asociadas a la ansiedad”, explicó Souza Crippa.
Los investigadores de la Universidad de Sao Paulo trabajaron con plantas genéticamente modificadas procedentes de Inglaterra, donde hace años se estudian los efectos medicinales del cannabis, sobre todo como analgésico.
Fuentes: fibromialgianoticias y sensiseeds.com