Descubrimiento de las Neuronas Espejo .
A principios de los años ´90 un equipo de investigadores de la Universidad de Parma dirigidos por Giacomo Rizzolatti estudiaban la actividad motora y premotora del cerebro de un grupo macacos a los que les habían conectado unos microsensores en neuronas individuales, es decir, en lugar de monitorizar toda el área motora, estaban estudiando el comportamiento de neuronas individuales de la misma. Un día, cuando Leonardo Fogassi, un miembro del equipo de Rizzolatti, trabajaba en el laboratorio, cogió una fruta para llevársela a la boca. De pronto apreció que los sensores detectaban actividad en el cortex ventral premotor del macaco sin que éste estuviera realizando ninguna acción. Al principio, pensó que era un error de los sensores, pero no era así, lo que estaba pasando es que ciertas neuronas del macaco se activaban con el sólo hecho de observar al investigador moviendo el brazo hacia su boca, como si fuera el propio mono estuviera realizando la acción.
BASE NEURONAL DE LA TEORÍA DE LA MENTE
Este tipo particular de neuronas reflejaban o simulaban la misma actividad cerebral que se producía en el cerebro de otros individuos por el sólo hecho de observar esa actividad y por esta razón las llamaron neuronas espejo o especulares.
Este descubrimiento fue una revolución en el mundo neurocientífico, a tal punto que el neurocientífico Vilayanur Ramachandran dijo que este descubrimiento sería para la neurociencias lo que la decodificación del ADN significó para la biología, ya que permitiría conocer el origen biológico de la imitación y la empatía humana y por lo tanto de la cognición social.
Este tipo de neuronas, que primero se descubrieron en las áreas motoras del cerebro y especialmente en el ser humano en el área de Broca, relacionada estrechamente con el habla, luego se fue descubriendo que actúan en diversas zonas del cerebro, siendo responsables del aprendizaje por imitación, de la empatía y por lo tanto de la teoría de la mente, es decir, de la facultad de y atribuir intenciones, pensamientos, emociones y estados mentales a otras personas como si fueran nuestras y que nos permite recrear la subjetividad ajena como propia.
Investigaciones posteriores descubrieron que este tipo de neuronas estaban también estrechamente relacionadas con la interpretación del lenguaje no verbal, ya que con sólo mirar los gestos de una persona podemos detectar estados mentales e intenciones que pueden o no acompañar al lenguaje oral, lo que nos permite identificar gestos, reacciones y emociones en las personas sin necesidad de que las manifiesten verbalmente.
Asimismo, gracias a las neuronas espejo, podemos experimentar el dolor ajeno y evitar acciones que lo provoquen. O por el contrario, sentirnos bien cuando las personas que nos rodean se sienten bien. Por esto, el reconocer las intenciones y el estado emocional de los demás y que éste se refleje en nuestro estado emocional es indispensable para la convivencia en grupos sociales y especialmente para nuestra supervivencia porque nos permite identificar acciones que pudieran resultar un riesgo para nuestra integridad de las que no.
Ahora bien, ¿todos los seres humanos tenemos esta capacidad?
En general, en mayor o menor medida, sí, aunque algunas personas la tienen más desarrolladas que otras, por ejemplo, estoy seguro de que conoces personas que son muy intuitivas y que reconocen con gran facilidad lo que sienten o piensan los demás, esas personas tienen una teoría de la mente muy desarrollada. Por otro lado hay personas a las que les cuesta más comprender lo que sienten otros, leer entre líneas o comprender la ironía. También existen deficiencias patológicas de esta facultad o en parte de ella, por ejemplo las personas autistas, que no son capaces de entender las reacciones de los demás, lo que les provoca graves problemas a nivel social. Las personas con síndrome de Asperger, cuya afección les lleva a tener comportamientos sociales que llaman la atención, como no entender las ironías o leer entre líneas (muy parecidos a los de Sheldon Cooper, uno de los protagonistas de la serie The Big Bang Theory), o los psicópatas que directamente no son capaces de sentir el dolor ajeno.
También es curioso que se trata de una facultad que podemos desarrollarla con personas individuales, pero que no somos capaces de hacerlo con grupos sociales. Porque en realidad la teoría de la mente lo que hace es replicar la actividad del cerebro de otro individuo y los grupos sociales no tienen un cerebro individual como tal.
Así mismo, al basarse en nuestros modelos mentales, la cultura y el aprendizaje también pueden ejercer una influencia considerable en la teoría de la mente. Por ejemplo, cuando comemos animales de otras especies no solemos reflejar en nuestro cerebro el dolor que éstos pueden experimentar o también, en el caso de personas despreciadas por la sociedad no solemos empatizar con su sufrimiento, por ejemplo las prostitutas, los drogadictos o incluso con personas de otras razas o procedencias, aunque todo cambia cuando tenemos la oportunidad de ponernos en el lugar de un individuo de esos grupos en particular y así poder sentir su sufrimiento y el de su grupo social.
Por otro lado, los médicos o los psicólogos pueden entrenar su teoría de la mente e inhibir la actividad de sus neuronas espejo para poder desarrollar su profesión sin volverse locos por reflejar el sufrimiento de sus pacientes. Este entrenamiento y capacidad para inhibir la actividad natural de las neuronas espejo, al igual que en el caso de las emociones, se realiza desde los lóbulos prefrontales, por eso, personas con deficiencias en esta capacidad de inhibición o que tienen lesiones en esas regiones cerebrales en ocasiones pueden manifestar síntomas como el repetir sin parar lo que hacen o dicen los demás.
“La importancia de la imitación en el aprendizaje”– Dr. Mario Vestfrid
Los conocimientos que aportan los estudios de las neuronas espejo, son también utilizados en otras disciplinas, por ejemplo en el marketing o más específicamente en lo que llamamos neuromarketing. Si realizamos una promoción de un producto que redundará en el bien común o que dañará a la comunidad en general, es posible que podamos adquirirlo o aborrecerlo por nuestra sensibilidad social, pero tendrá un efecto mucho más efectivo si transmitimos que el producto afecta a una persona en particular con la que los demás podamos sentirnos identificados y sentir lo que esa persona siente, porque nuestras neuronas espejo no pueden replicar lo que siente la sociedad en general, pero sí lo que siente un individuo similar a nosotros.
Las neuronas espejo son la base de la imitación humana y de gran parte de nuestro comportamiento social. Este descubrimiento, que como muchos otros, se produjo imitación de forma accidental, es decir no era el objetivo de los investigadores que lo descubrieron, nos ha permitido entender mucho mejor nuestro cerebro, nuestro comportamiento y nuestra capacidad de aprender y sociabilizar con otros.
“Bases cerebrales de la empatía y la imitación humana”– Dr. Francisco Rubia
FUENTE ://bluesmarteurope.wordpress.com/2013/12/13/las-neuronas-espejo-base-neuronal-de-la-teoria-de-la-mente/
“Bases cerebrales de la empatía y la imitación humana”– Dr. Francisco Rubia
“La importancia de la imitación en el aprendizaje”– Dr. Mario Vestfrid
Libro: Las Neuronas Espejo de Marco Iacoboni